Un concierto para el estudio de la propagación del COVID-19
El pasado 22 de agosto el cantante alemán de pop, Tim Bendzko se presentó en la Arena Quarterback Immobilien, en donde hizo todo para animar a la audiencia, misma que se encontraba conformada por 1400 voluntarios, quienes sentados y siempre usando un cubrebocas, acompañaron al artista en medio de un calor sofocante. Aun con esto, el cantante se mostró profundamente agradecido y aseguró a los asistentes, que estaban salvando al mundo.
Esto por que el concierto no es más que un estudio llamado Restart 19, desarrollado por la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenburg. Cada asistente se encontraba equipado con un rastreador de localización digital y un desinfectante para manos con tinte fluorescente, además fueron asignados con cuidado en cada asiento. El motivo del experimento es rastrear los riesgos de infección por Coronavirus que representan los eventos masivos en espacios cerrados.
Con los resultados obtenidos en esta investigación, se espera determinar qué elementos dentro de dichos eventos suponen un mayor riesgo de contagio, para poder crear lineamientos que ayuden a evitar o disminuir nuevos casos y así puedan reiniciar las presentaciones en vivo de manera segura en todo el mundo.
En Alemania se han retomado las actuaciones en interiores, pero de manera muy lenta y bajo normas que suelen variar entre estados. Sin embargo, para la mayoría de los venues y organizadores de eventos, estas limitantes en cuanto a las multitudes, sumadas a los requisitos de higiene, hacen que sea económicamente inviable retomar actividades para recintos que no estén subvencionados por el gobierno.
Restart 19 está dirigido por Stefan Moritz, jefe del departamento de enfermedades infecciosas de la universidad. Quién dijo por medio de una entrevista telefónica, que el experimento es una respuesta a la escasez de pruebas científicas disponibles para legisladores sobre los peligros en eventos de esta índole.
"Sabemos que el contacto personal en el concierto es riesgoso, pero no sabemos dónde sucede. ¿Es en la entrada? ¿En las gradas?."
Moritz y su equipo llegaron a la conclusión de que la mejor manera de reunir datos confiables sería simular un concierto real. La arena en Leipzig accedió a encargarse de la logística y a su vez, contactaron a Bendzko , quien en una entrevista tras bambalinas mencionó que accedió a participar en el estudio porque "es mejor hacer algo de manera activa para que las cosas avancen, en lugar de quedarse en casa a revolcarse en la incertidumbre."
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