Colaboraciones falsas, la pesadilla de artistas y cantantes
A inicios del año 2019, algunos álbumes de artistas como Beyoncé, SZA y Rihanna se cargaron en distintas plataformas de streaming, entre las que destacan Spotify y Apple Music. Esto bajo los nombres de Queen Carter, Sister Solana y Fenty Fantasia. Algunos de estos temas llegaron muy lejos, posicionándose en diversas listas de popularidad antes de ser eliminados. El sitio especializado, Pitchfork compartió información de una fuente anónima, misma que aseguró que esta práctica fraudulenta puede ser remunerada hasta en 60 mil dólares en regalías de DistroKid y TuneCore al año.
¿Cómo es esto posible? Plataformas como Spotify no permiten subir canciones de manera directa, así que ofrece un abanico de distribuidores para que provean metadatos y brinden el registro de protección para la canción. Este registro en muchas ocasiones no es verificado con minuciosidad por la plataforma y las distribuidoras, lo que le da la oportunidad a estafadores para registrar temas bajo el nombre de cualquier artista y así crear “colaboraciones” falsas, con lo que se obtienen regalías bajo un nombre falso.
Las canciones son plantadas para posicionarse y sacar el mayor provecho de las reproducciones tomando el nombre de artistas y creando colaboraciones ficticias. Estas a su vez llegan a playlist oficiales como el “Radar de Novedades” o “This is…”, entre los éxitos del artista, y se posicionan como música nueva en las cabeceras de los perfiles.
En algunas ocasiones, los estafadores aprovechan la popularidad de ciertas películas para crear listas de reproducción que contengan la banda sonora y plantan sus temas para ser escuchados en la marcha o por accidente. También, pueden tomar nombres que se asemejan o ponen nombres de bandas en títulos de canciones esperando el mismo destino de ser escuchados por curiosidad, por error o por algoritmo.
Por desgracia, lo que para muchos puede resultar una galería casi infinita de contenido musical, para el artista no resulta nada atractivo. El modelo de negocio que ofrece Spotify compite agresivamente con el artista quien a su vez compite con otros artistas por acomodarse en el algoritmo que los ponga dentro de algún estado de ánimo.
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